Servicio asistencial (actualizado 09/2020)
Como hemato-oncólogo, mi promesa de valor es que te voy a hacer las recomendaciones para el tratamiento contra el cáncer que como mínimo sean las estándares en el mundo.
Mi actividad asistencial pivotea sobre la consulta médica ambulatoria para pacientes con diagnóstico de enfermedades malignas sólidas (como cáncer de mama, cáncer de pulmón, cáncer de colon, melanoma, etc) o hematológicas (linfomas y mieloma).
Los consultorios están ubicados en la Clínica de Oncología Astorga y en la Clínica SOMA, ambas en Medellín, Colombia.
En general, los lunes y miércoles se realizan en la Clínica SOMA, y los martes, jueves y viernes, se realizan en la Clínica de Oncología Astorga. En general, las mañanas de los sábados se dedican a la evaluación de pacientes de primera vez.
Durante la pandemia por COVID19, las consultas son en modalidad teleconsulta. En caso de que tal modalidad no sea apropiada, se tienen disposiciones eficaces para resolver la situación de una manera segura para el paciente.
Primera consulta
Antes de mi primera evaluación, se requiere que el paciente suministre a mis asistentes TODA la información pertinente al caso. Se requiere conocimiento objetivo de todos los reportes de imágenes diagnósticas, descripciones operatorias, y todos los tratamientos efectuados sobre la enfermedad en cuestión. En especial, se requiere el resultado de patología que indique la neoplasia, con todos los marcadores que el patólogo sugiere o requiera. Sin patología, no hay forma de realizar tratamiento, y se espera que el paciente tenga diagnóstico incontrovertible de cáncer antes de iniciar manejo conmigo. Ocasionalmente, puedo aceptar pacientes sin diagnóstico histológico cuando éste NO es obtenible y se puede realizar un tratamiento sin él. Pero es la excepción, y no la regla.
Las fotocopias de los procesos o los archivos digitales de los mismos deben ser remitidos a mi consultorio en la Clínica SOMA, independientemente del sitio final de la atención del paciente. Allí, mis asistentes Claudia Barrera o su asistente los reciben, para iniciar el proceso de análisis antes de la consulta.
Si durante el análisis de la historia clínica nos encontramos que hay que realizar estudios adicionales que van a ser relevantes para la toma de decisión, procederemos a contactar al paciente y ordenarle los estudios. Esto con el fin de que en la primera visita clínica tengamos todos los elementos necesarios para una atención efectiva. Creemos que de esta forma, la primera cita se convierte realmente en un insumo útil al manejo, y no como una forma de empezar a ordenar tests que hubieran podido realizarse ANTES de la misma.
Al momento de la cita, el paciente de primera vez puede esperar que su historia está analizada con la información que suministró.
En la primera cita se aclararán los procesos, se investigará sobre aspectos demográficos importantes, se preguntará sobre temas como estilo de vida, qué tan lejos vive de los centros médicos, con quién vive, y otras cosas que aparentemente no son relevantes, pero que finalmente lo son.
El examen físico puede ser relevante, o no. La decisión es mía. No se sienta vulnerado si no lo considero importante. Usualmente, el resto de la interacción justifica esa omisión.
Al final de la consulta, usted y su familia tendrán derecho a una opinión sobre su condición, con el mayor grado de precisión que permiten los procesos disponibles. Usted y su familia estarán en condiciones de preguntar sobre diagnóstico, pronóstico, expectativas y opciones. Sugiero cautela en preguntas sobre pronóstico (tiempos de vida) si no están seguros de ser capaces de tolerar la información. Si la solicitan, se les dará con la mayor precisión.
Bajo ninguna circunstancia, se discutirán los aspectos importantes de la enfermedad SIN el paciente presente; y no se le dará información amañada al paciente. Si tu consideras que el paciente NO puede saber el diagnóstico y sus opciones de manejo, entonces NO lo traigas a mi servicio. No tengo nada para él sin su concurso.
En esa misma consulta, se generará un plan de manejo. Este puede incluir desde el alta por oncología, cuando mi servicio no es requerido en el futuro; hasta más tests o procedimientos que deben ser realizados.
Cuando los procedimientos requieren de medicamentos contra el cáncer (quimioterapia, por ejemplo), daré una explicación corta de los alcances, limitaciones, tiempo de tratamiento, y expectativas con el tratamiento. Se permiten las preguntas.
Cuando los tratamientos ofrecen toxicidades importantes, se sigue una consulta explicativa con enfermería oncológica a cargo de Mónica Ríos, quien explicará con mayor detalle los efectos secundarios y las estrategias para manejarlos. Los efectos secundarios que no requieren de hospitalización son manejados por enfermería oncológica (Mónica Ríos), medicina general (Sara Mora) y, ocasionalmente, por mí.
Al finalizar estas actividades, los pacientes sabrán qué esperar del tratamiento desde el punto de vista su enfermedad (con la conversación conmigo); efectos secundarios (con la conversación conmigo y enfermería oncológica); puntos de contacto ambulatorio (teléfonos del consultorio, celular del servicio para el Whatspp); señales de alarma que requieran de contacto inmediato o visita a urgencias.
Sobre las comunicaciones extemporáneas
El Whatsapp y los correos del servicio son las herramientas principales de comunicación en tiempos NO laborales. Para los horarios hábiles, se recomienda contactar al consultorio de la Clínica SOMA donde una de las dos asistentes (Claudia o su asistente) podrán orientarlo.
Si el tema es administrativo: autorizaciones, órdenes, incapacidades, diligenciamiento de formas, etc; deben ponerse en contacto con Claudia Barrera o su asistente. Ellas son extraordinariamente diligentes, y están allí para servirles.
En caso de efectos secundarios inesperados, o demasiados intensos, se puede llamar también al consultorio en horario hábil, o contactar el celular del servicio por medio del Whatsapp (especialmente en horario no hábil).
Sea prudente en el uso de los mensajes por Whatsapp: no apreciamos chistes, memes, fotos sociales, ni ninguna otra comunicación que no sea la estrictamente necesaria. Aunque tratamos de responder en forma ágil, y eficiente, no espere una respuesta inmediata. Si la situación es urgente, vaya a urgencias y no pierda tiempo por Whatsapp (por eso hacemos las explicaciones al momento de la inducción). Una vez en urgencias, pueden informarnos de la situación por el Whatsapp.
Finalmente, las comunicaciones son por escrito. Lo que se escriba en el Whatsapp tiene mi aval, así no lo haya escrito yo. En esta era ya no es necesaria la conversación telefónica que causa disrupción masiva en el flujo laboral de días cada vez más difíciles.
Citas subsecuentes
El tiempo asignado a cada cita subsecuente se basa en la complejidad esperada de la interacción. Oscila entre 10 y 60 minutos. Estas citas podrán ser atendidas por mí, o por medicina general (Sara Mora) si la complejidad es baja (por ejemplo, seguimiento rutinario de algunos procesos oncológicos continuos).
Para maximizar la eficiencia, se solicita que TODOS los procesos que se hayan realizado en el intervalo entre las citas sean suministrados ANTES de la misma a mis asistentes (análogo a como se hizo con las citas iniciales). De esa forma, el proceso de consignación de los mismos en la historia clínica no va a ocupar el grueso del tiempo de la cita, y nos podemos dedicar a lo importante que es la atención médica en sí. Este método se instauró en octubre de 2017, y ha logrado excelentes resultados. Uno de ellos, es que los retrasos de más de una hora en la consulta prácticamente desaparecieron (de casi un 50% de los pacientes, antes de la adopción de este proceso).
Hospitalización
La oncología es una disciplina ambulatoria. La hospitalización para procesos oncológicos es cada vez más rara. Se reserva para ciertos tratamientos especiales como quimioterapia de altísima toxicidad en leucemias agudas y algunos linfomas; algunos pocos esquemas de quimioterapia que deben recibir quimioterapia más de una vez por día. Todas las otras hospitalizaciones de pacientes oncológicos son por alguna forma de complicación o para el control de algún efecto tumoral o del tratamiento que no se logró controlar en forma ambulatoria.
Para la hospitalización de los pacientes con cáncer se cuenta con un servicio completo en la Clínica SOMA. El recurso humano de ese servicio está constituido por un médico general (doctora Sara Mora), médico internista (doctor Carlos Alberto Betancur, entre otros), así como un oncólogo clínico (doctor Andrés Ávila). Este equipo coordina los planes de manejo conmigo de manera que se mantenga el tratamiento oncológico articulado durante la hospitalización. La doctora Mora y - al menos - uno de los especialistas del servicio debe pasar ronda cada día del año, 365 días, de los pacientes hospitalizados. En caso de requerirse mi interacción, ellos me contactan, y se discuten los pasos a seguir. Esa interacción multidisciplinaria es el pilar del manejo oncológico hospitalario. Ellos son la cara que ve el paciente durante la hospitalización, pero el cerebro detrás de cada maniobra es el de todos nosotros - con mi liderazgo como el generador de las directrices.
No participo directamente de actividad intrahospitalaria.
Si considera que en las hospitalizaciones es ESENCIAL que el oncólogo tratante lo visite en la clínica, yo no soy la persona indicada para tratarlo. Si por otro lado, considera que lo importante es que las cosas se hagan bien, yo puedo ser su médico, pues el servicio de oncología intrahospitalaria en SOMA es de extraordinaria calidad, y se integra en forma magnífica con el servicio ambulatorio.
Finalmente, si no desea o no puede hospitalizarse en SOMA, el manejo corre TOTALMENTE a cargo del médico tratante en la institución donde se hospitalice. Si él desea hablar conmigo, lo puede hacer solicitándolo por intermedio suyo (llamando al consultorio o por el Whatsapp de contacto). Recuerde que la responsabilidad de esa hospitalización recae sobre el médico tratante de la misma, y éste NO está obligado a seguir mis recomendaciones.
Unas palabras sobre cuidado paliativo
El Servicio de oncología y como tal, se enfoca en el tratamiento antineoplásico. Cuando el tratamiento antineoplásico ya no es necesario (fue insuficiente y ya no es apropiado) el paciente es remitido a manejo paliativo exclusivo. En ese momento se da de alta del servicio. Existe la fantasía de que el oncólogo cumple alguna función en esa fase, pero considero que es eso: una fantasía. Cuando mi concurso es innecesario considero pertinente entregar el manejo a la especialidad que corresponde.
En el Servicio se hacen recomendaciones aplicables al entorno de cada paciente. En general, basadas en la evidencia, si disponible. Si no hay evidencia o la evidencia es contradictoria, se genera recomendación basada en la búsqueda continua del manejo adecuado bajo el criterio del médico tratante.
Esto se hace en forma clara y distinta durante la visita ambulatoria. Las hospitalizaciones para el control del dolor y otros síntomas en pacientes que ya no son tributarios a manejo oncológico se realizan para detener la crisis mientras los pacientes son remitidos a los servicios encargados del manejo paliativo.
Sobre el trabajo en equipo
Lejos están los días en que podíamos hacer las cosas bien solos. Gran parte de mi crecimiento profesional obedece no tanto a unas competencias médicas excepcionales (que no poseo, otros médicos en la ciudad son tan buenos médicos como yo), sino a una mejor experiencia de mis pacientes pacientes en las cosas rutinarias.
Las urgencias de papel (certificados, incapacidades, prescripciones) son diligenciadas por mi excelente asistente Claudia Barrera o su colaborador.
Las complicaciones de manejo ambulatorio son enfrentadas con oportunidad y eficacia por mis asistentes clínicas la enfermera oncóloga Mónica Ríos y la médica general Sara Mora.
Las complicaciones que requieren manejo hospitalario son coordinadas por Sara Mora (medicina general) bajo la responsabilidad de medicina especializada en medicina interna u oncología en la Clínica SOMA.
El manejo de estadísticas y el aprendizaje continuo a través de la experiencia del servicio es posible gracias a Marcela Quiceno, gerente de sistemas de información en salud. Su trabajo, tras bambalinas, es esencial para los procesos de manejo de información que son cada vez más importantes en la actividad médica.
Cuando accede a Mauricio Lema como oncólogo, realmente se está involucrando a un verdadero ejército de personas que están trabajando en forma coordinada para que que la atención sea la mejor que podemos brindar, y con la vocación de seguir mejorando. Y ese ha sido el éxito del Servicio. Ahí está el secreto, aprender a delegar con responsabilidad para buscar la excelencia en la misión de recuperar la salud de cada uno de nuestros pacientes.
Mi actividad asistencial pivotea sobre la consulta médica ambulatoria para pacientes con diagnóstico de enfermedades malignas sólidas (como cáncer de mama, cáncer de pulmón, cáncer de colon, melanoma, etc) o hematológicas (linfomas y mieloma).
Los consultorios están ubicados en la Clínica de Oncología Astorga y en la Clínica SOMA, ambas en Medellín, Colombia.
En general, los lunes y miércoles se realizan en la Clínica SOMA, y los martes, jueves y viernes, se realizan en la Clínica de Oncología Astorga. En general, las mañanas de los sábados se dedican a la evaluación de pacientes de primera vez.
Durante la pandemia por COVID19, las consultas son en modalidad teleconsulta. En caso de que tal modalidad no sea apropiada, se tienen disposiciones eficaces para resolver la situación de una manera segura para el paciente.
Primera consulta
Antes de mi primera evaluación, se requiere que el paciente suministre a mis asistentes TODA la información pertinente al caso. Se requiere conocimiento objetivo de todos los reportes de imágenes diagnósticas, descripciones operatorias, y todos los tratamientos efectuados sobre la enfermedad en cuestión. En especial, se requiere el resultado de patología que indique la neoplasia, con todos los marcadores que el patólogo sugiere o requiera. Sin patología, no hay forma de realizar tratamiento, y se espera que el paciente tenga diagnóstico incontrovertible de cáncer antes de iniciar manejo conmigo. Ocasionalmente, puedo aceptar pacientes sin diagnóstico histológico cuando éste NO es obtenible y se puede realizar un tratamiento sin él. Pero es la excepción, y no la regla.
Las fotocopias de los procesos o los archivos digitales de los mismos deben ser remitidos a mi consultorio en la Clínica SOMA, independientemente del sitio final de la atención del paciente. Allí, mis asistentes Claudia Barrera o su asistente los reciben, para iniciar el proceso de análisis antes de la consulta.
Si durante el análisis de la historia clínica nos encontramos que hay que realizar estudios adicionales que van a ser relevantes para la toma de decisión, procederemos a contactar al paciente y ordenarle los estudios. Esto con el fin de que en la primera visita clínica tengamos todos los elementos necesarios para una atención efectiva. Creemos que de esta forma, la primera cita se convierte realmente en un insumo útil al manejo, y no como una forma de empezar a ordenar tests que hubieran podido realizarse ANTES de la misma.
Al momento de la cita, el paciente de primera vez puede esperar que su historia está analizada con la información que suministró.
En la primera cita se aclararán los procesos, se investigará sobre aspectos demográficos importantes, se preguntará sobre temas como estilo de vida, qué tan lejos vive de los centros médicos, con quién vive, y otras cosas que aparentemente no son relevantes, pero que finalmente lo son.
El examen físico puede ser relevante, o no. La decisión es mía. No se sienta vulnerado si no lo considero importante. Usualmente, el resto de la interacción justifica esa omisión.
Al final de la consulta, usted y su familia tendrán derecho a una opinión sobre su condición, con el mayor grado de precisión que permiten los procesos disponibles. Usted y su familia estarán en condiciones de preguntar sobre diagnóstico, pronóstico, expectativas y opciones. Sugiero cautela en preguntas sobre pronóstico (tiempos de vida) si no están seguros de ser capaces de tolerar la información. Si la solicitan, se les dará con la mayor precisión.
Bajo ninguna circunstancia, se discutirán los aspectos importantes de la enfermedad SIN el paciente presente; y no se le dará información amañada al paciente. Si tu consideras que el paciente NO puede saber el diagnóstico y sus opciones de manejo, entonces NO lo traigas a mi servicio. No tengo nada para él sin su concurso.
En esa misma consulta, se generará un plan de manejo. Este puede incluir desde el alta por oncología, cuando mi servicio no es requerido en el futuro; hasta más tests o procedimientos que deben ser realizados.
Cuando los procedimientos requieren de medicamentos contra el cáncer (quimioterapia, por ejemplo), daré una explicación corta de los alcances, limitaciones, tiempo de tratamiento, y expectativas con el tratamiento. Se permiten las preguntas.
Cuando los tratamientos ofrecen toxicidades importantes, se sigue una consulta explicativa con enfermería oncológica a cargo de Mónica Ríos, quien explicará con mayor detalle los efectos secundarios y las estrategias para manejarlos. Los efectos secundarios que no requieren de hospitalización son manejados por enfermería oncológica (Mónica Ríos), medicina general (Sara Mora) y, ocasionalmente, por mí.
Al finalizar estas actividades, los pacientes sabrán qué esperar del tratamiento desde el punto de vista su enfermedad (con la conversación conmigo); efectos secundarios (con la conversación conmigo y enfermería oncológica); puntos de contacto ambulatorio (teléfonos del consultorio, celular del servicio para el Whatspp); señales de alarma que requieran de contacto inmediato o visita a urgencias.
Sobre las comunicaciones extemporáneas
El Whatsapp y los correos del servicio son las herramientas principales de comunicación en tiempos NO laborales. Para los horarios hábiles, se recomienda contactar al consultorio de la Clínica SOMA donde una de las dos asistentes (Claudia o su asistente) podrán orientarlo.
Si el tema es administrativo: autorizaciones, órdenes, incapacidades, diligenciamiento de formas, etc; deben ponerse en contacto con Claudia Barrera o su asistente. Ellas son extraordinariamente diligentes, y están allí para servirles.
En caso de efectos secundarios inesperados, o demasiados intensos, se puede llamar también al consultorio en horario hábil, o contactar el celular del servicio por medio del Whatsapp (especialmente en horario no hábil).
Sea prudente en el uso de los mensajes por Whatsapp: no apreciamos chistes, memes, fotos sociales, ni ninguna otra comunicación que no sea la estrictamente necesaria. Aunque tratamos de responder en forma ágil, y eficiente, no espere una respuesta inmediata. Si la situación es urgente, vaya a urgencias y no pierda tiempo por Whatsapp (por eso hacemos las explicaciones al momento de la inducción). Una vez en urgencias, pueden informarnos de la situación por el Whatsapp.
Finalmente, las comunicaciones son por escrito. Lo que se escriba en el Whatsapp tiene mi aval, así no lo haya escrito yo. En esta era ya no es necesaria la conversación telefónica que causa disrupción masiva en el flujo laboral de días cada vez más difíciles.
Citas subsecuentes
El tiempo asignado a cada cita subsecuente se basa en la complejidad esperada de la interacción. Oscila entre 10 y 60 minutos. Estas citas podrán ser atendidas por mí, o por medicina general (Sara Mora) si la complejidad es baja (por ejemplo, seguimiento rutinario de algunos procesos oncológicos continuos).
Para maximizar la eficiencia, se solicita que TODOS los procesos que se hayan realizado en el intervalo entre las citas sean suministrados ANTES de la misma a mis asistentes (análogo a como se hizo con las citas iniciales). De esa forma, el proceso de consignación de los mismos en la historia clínica no va a ocupar el grueso del tiempo de la cita, y nos podemos dedicar a lo importante que es la atención médica en sí. Este método se instauró en octubre de 2017, y ha logrado excelentes resultados. Uno de ellos, es que los retrasos de más de una hora en la consulta prácticamente desaparecieron (de casi un 50% de los pacientes, antes de la adopción de este proceso).
Hospitalización
La oncología es una disciplina ambulatoria. La hospitalización para procesos oncológicos es cada vez más rara. Se reserva para ciertos tratamientos especiales como quimioterapia de altísima toxicidad en leucemias agudas y algunos linfomas; algunos pocos esquemas de quimioterapia que deben recibir quimioterapia más de una vez por día. Todas las otras hospitalizaciones de pacientes oncológicos son por alguna forma de complicación o para el control de algún efecto tumoral o del tratamiento que no se logró controlar en forma ambulatoria.
Para la hospitalización de los pacientes con cáncer se cuenta con un servicio completo en la Clínica SOMA. El recurso humano de ese servicio está constituido por un médico general (doctora Sara Mora), médico internista (doctor Carlos Alberto Betancur, entre otros), así como un oncólogo clínico (doctor Andrés Ávila). Este equipo coordina los planes de manejo conmigo de manera que se mantenga el tratamiento oncológico articulado durante la hospitalización. La doctora Mora y - al menos - uno de los especialistas del servicio debe pasar ronda cada día del año, 365 días, de los pacientes hospitalizados. En caso de requerirse mi interacción, ellos me contactan, y se discuten los pasos a seguir. Esa interacción multidisciplinaria es el pilar del manejo oncológico hospitalario. Ellos son la cara que ve el paciente durante la hospitalización, pero el cerebro detrás de cada maniobra es el de todos nosotros - con mi liderazgo como el generador de las directrices.
No participo directamente de actividad intrahospitalaria.
Si considera que en las hospitalizaciones es ESENCIAL que el oncólogo tratante lo visite en la clínica, yo no soy la persona indicada para tratarlo. Si por otro lado, considera que lo importante es que las cosas se hagan bien, yo puedo ser su médico, pues el servicio de oncología intrahospitalaria en SOMA es de extraordinaria calidad, y se integra en forma magnífica con el servicio ambulatorio.
Finalmente, si no desea o no puede hospitalizarse en SOMA, el manejo corre TOTALMENTE a cargo del médico tratante en la institución donde se hospitalice. Si él desea hablar conmigo, lo puede hacer solicitándolo por intermedio suyo (llamando al consultorio o por el Whatsapp de contacto). Recuerde que la responsabilidad de esa hospitalización recae sobre el médico tratante de la misma, y éste NO está obligado a seguir mis recomendaciones.
Unas palabras sobre cuidado paliativo
El Servicio de oncología y como tal, se enfoca en el tratamiento antineoplásico. Cuando el tratamiento antineoplásico ya no es necesario (fue insuficiente y ya no es apropiado) el paciente es remitido a manejo paliativo exclusivo. En ese momento se da de alta del servicio. Existe la fantasía de que el oncólogo cumple alguna función en esa fase, pero considero que es eso: una fantasía. Cuando mi concurso es innecesario considero pertinente entregar el manejo a la especialidad que corresponde.
En el Servicio se hacen recomendaciones aplicables al entorno de cada paciente. En general, basadas en la evidencia, si disponible. Si no hay evidencia o la evidencia es contradictoria, se genera recomendación basada en la búsqueda continua del manejo adecuado bajo el criterio del médico tratante.
Esto se hace en forma clara y distinta durante la visita ambulatoria. Las hospitalizaciones para el control del dolor y otros síntomas en pacientes que ya no son tributarios a manejo oncológico se realizan para detener la crisis mientras los pacientes son remitidos a los servicios encargados del manejo paliativo.
Sobre el trabajo en equipo
Lejos están los días en que podíamos hacer las cosas bien solos. Gran parte de mi crecimiento profesional obedece no tanto a unas competencias médicas excepcionales (que no poseo, otros médicos en la ciudad son tan buenos médicos como yo), sino a una mejor experiencia de mis pacientes pacientes en las cosas rutinarias.
Las urgencias de papel (certificados, incapacidades, prescripciones) son diligenciadas por mi excelente asistente Claudia Barrera o su colaborador.
Las complicaciones de manejo ambulatorio son enfrentadas con oportunidad y eficacia por mis asistentes clínicas la enfermera oncóloga Mónica Ríos y la médica general Sara Mora.
Las complicaciones que requieren manejo hospitalario son coordinadas por Sara Mora (medicina general) bajo la responsabilidad de medicina especializada en medicina interna u oncología en la Clínica SOMA.
El manejo de estadísticas y el aprendizaje continuo a través de la experiencia del servicio es posible gracias a Marcela Quiceno, gerente de sistemas de información en salud. Su trabajo, tras bambalinas, es esencial para los procesos de manejo de información que son cada vez más importantes en la actividad médica.
Cuando accede a Mauricio Lema como oncólogo, realmente se está involucrando a un verdadero ejército de personas que están trabajando en forma coordinada para que que la atención sea la mejor que podemos brindar, y con la vocación de seguir mejorando. Y ese ha sido el éxito del Servicio. Ahí está el secreto, aprender a delegar con responsabilidad para buscar la excelencia en la misión de recuperar la salud de cada uno de nuestros pacientes.