El estudio de la oncología tradicionalmente se reservaba para los profesionales de la salud que se enfrentaban al cáncer. Ya para cuando se enfrentaban al problema oncológico, era aparente que no estaban lo suficientemente calificados para enfrentarlo. Al mirar el entorno se encontraban que los demás estaban igualmente mal calificados para ello. La resultante era que los pacientes sufrían las consecuencias de manejo oncológico subóptimo, con resultados que lo mostraban. El profesional, por otro lado, reforzaba sus malos resultados basados en su mala preparación, justificándose en un nihilismo hasta cierto punto entendible cuando la enfermedad oncológica no tenía muchas opciones de control.
Todo esto ha cambiado. Los pacientes con cáncer tienen mejores oportunidades de control de la enfermedad definitiva, con intención curativa. Cuando la curación no es una opción, muchos también pueden aspirar a una vida más larga y con mejor calidad. Pero, eso sí, los profesionales de la salud tienen que estar preparados. Y ello inicia desde la formación más importante: la de pregrado. Este curso busca inculcar al médico en formación los elementos fundamentales para enfrentar al paciente con cáncer. Debe entenderse que la familiarización con estos temas ya deja de ser una opción, es una necesidad.
Al terminar el curso, el estudiante tendrá una idea clara de cómo enfrentar al paciente oncológico (y potencialmente oncológico). Se incluyen las maniobras de cribado, la identificación precoz, así como el enfoque, y principios fundamentales de manejo de los cánceres más frecuentes. El objetivo es que ningún paciente potencialmente curable se nos escape sin una oportunidad de lograrlo.