Siquiera…
Érase una vez una niña que invitó a un niño de su edad, mientras descuidaba a sus primitas menores… La malvada prima mayor sólo jugaba con Tarcisio, mientras M y M - también conocidas como M&M se sentían como los dulces grises del mismo nombre. Despreciadas!. Arco y flecha, piscina, carreras por toda la finca, voleibol, tenis de mesa, Nintendo, de todo jugaron J y el pequeño (e infortunado) Tarcisio. Digo infortunado porque el otro Tarcisio que conocemos es un ELNo… O, al menos, a eso se parece. M&M miraban con ojos vidriosos de la envidia cómo J y Tarcisio disfrutaban de la finca. "Yo soy la dueña, y aquí se hace lo que yo diga!" decía J parafraseando a su ex-amiga D. La velada pasó, todos se fueron, nos comimos los cupcakes. A los años, M&M ya habían crecido y se habían convertido en unas feas señoritas, llenas de rencor por el desplante que les habían hecho J y Tarcisio. Incidentalmente, a Tarcisio le habían perdonado porque ellas apreciaban que un niño con ese nombre ya tenía suficientes problemas en la vida. J se la pasaba en el club recibiendo clases de tenis, comiendo empanadas, bailando Dance-Hall y Jazz. Sus piernas ya habían adquirido las dimensiones descomunales - parecían muslitos del animal ese que sirven en Disney World… Ustedes se la imaginan. La verdad que no era fea. Era más bien "easy on the eye", pero sus padres no habían logrado educarla lo suficiente para que considerara a las demás personas importantes. Preocupados, el Gordo y la Seria optaron por una medida extrema: INTERCAMBIO. Un mes en un lugar hostil… Canadá. Algo así como el infierno. Un lugar tan aburridor que sus gobernantes recibían al que fuera con tal de que se quedara allá. La mitad se congelaba, la otra mitad se aburría. Al aeropuerto fueron a despedirse de la hermosa y vigorosa J. La lágrimas del Gordo y la Seria inundaron el José María. Inmigración salvó a los que viajaban montándolos en el avión. Los demás fallecimos en ese momento (ahogados). Así quedó J en el avión, triste, y solitaria, pues nadie la quería sino la Venus de Terracota que se la pasaba en la Pradera (guácatelas!). Pensó, quién me acompañará, quién me querrá, con quién compartiré cuando esté en Medellín. Mis primas!, ellas seguramente me perdonarán. Había olvidado cómo ellas eran poco menos que un mosco en su vida anterior… "Juli, despierta, es hora de ir al colegio…, tienes 5 minutos para bañarte".